
Y entonces entra un chico encantador y no puedes hacer más que pedir un poco de suerte; pero claro, debería ser algo así como el destino, pues entre tantos asientos vacíos...¿qué podría pasar? y entonces se acerca buscando y se da cuenta que ha encontrado su lugar, ahí parado frente a ti, te regala una sonrisa y no puedes hacer más que dar las gracias al cielo divino por semejante coincidencia. sonríes, te levantas y pasa a tu lado...te es imposible disimular una sonrisa, pues tu alma grita aquel deseo hecho realidad. Lo observas y te das cuenta de que sus ojos son los más maravillosos que jamás has visto, que sus manos lucen viriles y fuertes, su cabello es del color de un ángel y que esa sonrisa es la más dulce que contemplaron tus ojos...¿cómo, de entre todos estos asientos, ha tenido que escoger este? te preguntas incesantemente, de pronto voltea y te mira, no sabes que hacer, comienzas a sentir que el corazón te revienta, y entonces te dedica las más bellas palabras de presentación, escuchas su nombre y le das el tuyo, ambos sonríen, y entonces comienza, una de las platicas más profundas y espontaneas, más divertidas y brillantes, ¿Irá al mismo destino? te preguntas. Y entonces aparece la primera parada, se miran en silencio y entonces sin en realidad quererlo, él tiene que partir, se disculpa y se despide, te dice que ha sido un placer y espera volverte a ver...ves su silueta desaparecer y entonces te queda el dulce recuerdo de aquel momento, que aunque pequeño, el más radiante en días, semanas o quizá meses; y entonces te preguntas ¿Qué pasará en la próxima estación?...
GiiniiZz!!!***
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